MODA MORTAL

Hola amante de objetos de juventud distraida

Sabías que en el siglo XIX la moda asesina era "lo más"? Esto es llevar el "Fashion victims" a otro nivel

Detalle de vestido y chaqueta de época expuestos en el museo vasco de Bilbao

Vestidos con arsénico en su composición, corsetería que dejaba, de forma literal, sin respiración, sombreros con mercurio o ropa "voluminosamente" inflamable causaron, digamos, más de un problemilla.


Una  tarde de 1861, el vestido de la esposa del poeta Henry Wadsworth Longfellow, cogió fuego. Las quemaduras fueron tan graves que murió al día siguiente. Según su obituario, el fuego habría comenzado cuando "un fósforo o pedazo de papel encendido alcanzó su vestido"


El   Miriñaque

El problema era que las mujeres no tenían una noción muy exacta del espacio que ocupaban, ni de su cuerpo, ya que se veía extendido de tal manera que su diámetro estaba aumentado de forma exagerada.

Biombo y miriñaque para muñeca

Fijate si era, que el New York Times estableció un promedio de tres muertes semanales atribuibles al miriñaque y no exageraba, en el caso del escritor Oscar Wilde, perdió a dos hermanas (por parte de padre) en 1871, por culpa de sus ropas incendiadas, en el transcurso de una fiesta. Fué un hecho traumático para el poeta irlandés que ya había visto morir a otra hermana.
Las mujeres que no salían ardiendo, peligraban en las calles. Tropezaban y quedaban atrapadas entre las ruedas de los carruajes. Según publicaba el periódico The Guardian de la época, "Además de las muertes por incendio, ha habido muchas por aplastamiento, bajo las ruedas de los carruajes y maquinarias en espacios reducidos, donde una mujer razonablemente vestida, no correría peligro. Se han dado casos de destripamiento producido por las heridas infligidas por la rotura de muelles y aros de acero" 

Mujer accidentada por culpa del miriñaque

Por suerte, se extendió la creencia de que el uso el miriñaque no era cristiano porque tenía su "peligro" ya que dependiendo cómo se sentaba o se movía, la mujer, que tenía suerte de salir ilesa, podía ser victima de escarnio público, imagínate cómo se supo que Consuelo Montagu, duquesa de Manchester usaba bragas rojas, pongamos un tropezón, una escalera y componemos el cuadro. Así fue cómo las que los usaban dejaron de hacerlo y las que no, fueron socialmente rechazadas  

Dibujo satírico sobre el uso del miriñaque

No eran sólo los vestidos, la moda estaba plagada de peligos. Los calcetines teñidos con colorantes de anilina  inflamaban los pies de los hombres y los trabajadores que participaban en su fabricación sufrían distintos problemas de salud, tenían dolores e incluso desarrollaban cáncer de vejiga.
A su vez el maquillaje con plomo, dañaba de tal manera los nervios de las muñecas en las mujeres que en ocasiones, apenas podían levantar las manos.

Y para colmo llega el mercurio

Muchas personas piensan que "loco como un sombrerero" viene del cuento de Alicia pero puede referirse a los efectos secundarios mentales y físicos que los fabricantes de sombreros sufrieron por el uso de mercurio en su oficio. Aunque hay discrepancias de si ese es realmente el origen de la frase, muchos sombrereros desarrollaron envenenamiento por mercurio, pero a pesar de que la frase tiene "coña"  y aunque el sombrerero loco en Alicia en el Pais de las Maravillas era un poco tonto y divertido, los daños sufridos por los verdaderos fabricante de sombreros para señoras, no eran ninguna broma, el envenenamiento por mercurio es debilitante y letal. 

Sombreros de época femeninos del desembalaje de Burgos

Los sombrereros comenzaron a usar mercurio para tratar el pelaje de liebre y conejo hacia la década de 1730.
En los siglos XVIII y XIX, muchos sombreros de fieltro para hombres se hacían con ese tipo de pieles y para que el pelaje se pegase para formar el fieltro, cepillaban los sombreros con un compuesto de mercurio. Es una sustancia extremadamente tóxica, especialmente inhalado, ya que va directo al cerebro ocasionando en un primer momento, problemas neuromotores acompañados de temblores. Luego están los problemas psicológicos, según los especialistas se desarrollaría un carácter muy tímido, muy paranoico. Médicos forenses intentaron documentar los síntomas y durante sus visitas a sombrereros afectados, éstos pensaban que estaban siendo observados, les tiraban las herramientas, se enfadaban y  tenian arrebatos que se podrían catalogar de locura.


Sombreros de copa en el desembalaje de Irun

Muchos sombrereros tambien desarrollaron problemas cardiorespiratorios, perdieron los dientes y murieron a edades tempranas.
Aunque todos estos efectos estaban documentados, se veían como un peligro que había que aceptar con el trabajo. Además el mercurio sólo afectaría al sombrerero, porque los usuarios estaban protegidos por el forro del sombrero.
Es por eso que lo que hizo desaparecer el sombrero con mercurio fué el hecho de que los últimos de esos sombreros pasaron de moda en la década de 1960, no el peligro de su fabricación.

Sombrero de copa y sombrerera en el desembalaje de Bilbao

Por si no habíamos tenido suficiente con el mercurio, añadamos el arsénico.

El arsénico estaba en todas partes en la Gran Bretaña victoriana. Aunque se sabía que se utilizaba como arma homicida, era un elemento barato y natural que se utilizaba en velas, cortinas o papel pintado´Debido a que teñía las telas de un color verde brillante, el arsénico tambien terminó en vestidos, guantes, zapatos y en las flores ornamentales que las mujeres usaban para decorar el cabello o la ropa.
Las guirnaldas de flores para el pelo en concreto causaban erupciones, pero al igual que pasaba con el mercurio de los sombreros las mayores perjudicadas en este caso eran las trabajadoras que componían esas coronas las que se llevaban la peor parte.
En 1861 una empleada de 19 años, Matilda Sheurer, que se dedicaba a empolvar flores con polvo verde de arsénico, tuvo una muerte violenta y "colorida". Convulsionó, entre vómitos de bilis verde,  expulsaba espuma por la boca y sus uñas e incluso el blanco de sus ojos adquirieron una curiosa tonalidad verde..La autopsia reveló arsénico en el estómago, el hígado y los pulmones.
Los artículos sobre la muerte de Sheurer y la difícil situación de las trabajadoras, aumentaron la conciencia pública sobre el arsénico en la moda el British Medical Journal publicaba sobre la mujer que llevaba arsénico "lleva sus faldas lo suficientemente venenosas como para deshacerse de todos los moscones con los que se pueda encontrar en media docena de salones de baile" Opiniones como ésta comenzarona poner a la opinión pública en contra de ese tono de verde mortal.
El fin del arsénico se aceleró con la invención de los tejidos sintéticos.

Vestidos de época en el desembalaje de Gijon

Y ahora  los corsés

 Esos endiablados artilugios que parecían estar cargados ( y diseñados por el mismísimo diablo. Es tan sencillo y perjudicial como parece, tirar y amarrar los cordones del corsé apretando hasta dar a la usuaria la forma deseada, en muchos casos, sin importar el coste.

Antiguos corsés en el desembalaje de Irun

La era victoriana vivió el deseo de  la cintura de avispa y siluetas de reloj de arena, para ello, los corsés llegaron a extenderse por debajo de la cintura e incorporaron varillas de acero, pero eso tuvo un precio y no fué nada barato. Las curvas se hicieron exageradas, con grandes hombros en las blusas y enormes faldas de aro sobre capas de crinolina.
El periodo Eduardiano trajo una nueva forma de corsé. El cambio de siglo (1901-1910) representó un tiempo de transición en la moda y los elaborados atuendos de la época victoriana pasaron a ser, si cabe, un poco más ridículos, por suerte se desvanecieron de la moda los dos juntos.
La novedad la trajo un corsetier al que se le ocurrió la feliz idea (estuvo inspirado el hombre) de un corsé recto, tambien conocido como "pico de cisne" o "Linea S", este invento, mantenía la presión sobre el estómago de la mujer a la que obligaba a inclinarse torpemente, echando las caderas hacia atrás y el pecho hacia delante, creando una forma de S exagerada en la espalda. Por supuesto, no eran precisamente beneficiosos para la salud, porque sometían a una gran tensión a la columna vertebral  forzando una postura de lo más incómoda. 

Vestido de dama antigua en el desembalaje de Bilbao

Pero como para presumir hay que sufrir, para una fashion victim de la época  el  corsé sería una prenda imprescidible aunque su uso causara desmayos, esos tan familiares gracias al cine, a los que las mujeres eran propensas porque, a menudo, estaban encorsetadas tan fuerte que apenas podían respirar y para ayudar a su recuperación había que aflojar los cordones permitiendo que el aire inundara de nuevo los pulmones costreñidos.


Este, sin embargo, era el más obvio de los problemas de salud asociados a los cordones superapretados y la prenda fué objeto de debate entre sus defensores, principalmente las mujeres que los usaban y sus detractores que lo creían perjudicial para la salud de las usuarias. The Lancet, una de las revistas médicas más antigua del mundo, publicó dos artículos sobre el tema uno en junio de 1890 titulado Death from Tight Lacing (muerte por enlazado opresivo, podríamos traducir) y el segundo en enero de 1892 con el título Effects of Tight Lacing. En el primero se declaraba que las consecuencias "no pueden ser más perjudiciales" continuaba diciendo "hasta un novato en el estudio de anatomía entiende cómo, por este proceso, casi todos los órganos importantes son sometidos a la presión de los alambres interfiriendo en sus funciones"


El efecto de una restricción estricta en la función pulmonar era particularmente preocupante, los lóbulos inferiores de los pulmones no podían expandirse completamente al respirar. esto agravó las afecciones pulmonares como la tuberculosis o la neumonía, haciendo que la afección se agravara y hay que tener en cuenta que ambas enfermedades eran frecuantes antes de la posterior invención de la vacuna. 

Vestido de época en el museo vasco de Bilbao

Así que en el siglo XIX, los hombres que llevaban sombreros con mercurio, las mujeres ropa y complementos con arsénico podrían haber visto a las personas que  fabricaban esos artículos por las calles o leer sobre ellos en el periódico local, pero creo que como pasa hoy en día en nuestra economía globalizada, muchos de nosotros no vemos o no queremos ver los efectos mortales que  nuestras elecciones de moda tienen en los demás. Tampoco creo que hayamos superado aún el "para presumir hay que sufrir" aunque al menos lo hayamos suavizado un poco. No crees?

Hasta el próximo post. Nos vemos!!!