Queda una semana para Navidad y quien más o quien menos hemos sacado los adornos que año tras año desempolvamos por estas fechas, pero, por qué lo hacemos? Te lo has preguntado alguna vez?
Desde tiempos antiguos, los pueblos primitivos introducían en sus chozas, durante el invierno, plantas de hoja perenne y flores, con un significado mágico-religioso.
Los griegos y romanos, decoraban sus casas con hiedras. Los celtas y escandinavos preferían el muérdago porque al no perder sus hojas, consideraban que tenía poderes mágicos y medicinales.
Cuando, en invierno, los árboles perdían sus hojas y quedaban desnudos, los pueblos germanos tenían por costumbre vestirlos para que los espíritus buenos que los habitaban regresaran pronto, para ello, los adornos más usados eran las manzanas y las piedras pintadas que colgaban de sus ramas.
Y cómo pasó todo esto a formar parte de la tradición y concepto católico de la Navidad? Pues todo empezó con la evangelización de Centroeuropa y San Bonifacio, el monje benedictino a quien el Papa envió para la misión. Hacia el 723 llegó el hombre a la Baja Sajonia y allí se encontró con la celebración del cumpleaños de Frey (dios del sol y la fertilidad) era la víspera de la actual Navidad cristiana, para ello, adornaban un gran roble, el árbol Idrasil (árbol del universo), en su copa, estaba el cielo Asgard (morada de los dioses) y el Valhalla, en sus raices estaba el Helheim (reino de los muertos) y ofrecian un sacrificio humano, generalmente de un niño elegido ex-profeso. Bonifacio quiso destruir el roble, para salvar al niño y para demostrar a aquellos paganos que su Dios tenía suficiente poder para protegerle y no ser castigado por la destrucción del árbol sagrado, pero primero, cuando el verdugo se disponía a golpear al niño con un martillo, en honor a Thor, el monje interpuso su báculo y milagrosamente el martillo se roompió, entonces, cogió un hacha y se dispuso a talar el gran árbol, pero segun la leyenda una gran rafaga de viento derribó el árbol ante el asombro de todos los allí reunidos (que cómo seguian allí y no se los había llevado el viento? eso entra dentro del misterio). Entonces San Bonifacio miró un poco más allá de los pedazos del roble y vió un pequeño abeto y les dijo que ese debía ser su árbol sagrado, el árbol del niño Jesus, pero no en el bosque, en sus casas, donde habría paz y refugio
Una leyenda ya más tardia en referencia a los adornos del árbol, habla de un niño que en una fría noche de invierno, buscó refugio en la cabaña de un leñador y su mujer en el bosque, lo acogieron y dieron de comer, compartiendo lo poco que tenían. Durante la noche, el niño se transformó en un ángel vestido de oro, el niño Dios, que les dió una pequeña rama de árbol y les dijo que la plantaran, que siempre daría fruto. Aquel árbol dió manzanas de oro y nueces de plata.
Otras fuentes hablan de que para la evangelización de pueblos, en su mayoría analfabetos, se echaba mano de obras teatrales, en Nochebuena, se representaba el pecado original con el árbol del paraiso en el centro del escenario, debía de ser un manzano, pero no era adecuado en invierno así que colocaban un abeto verde con manzanas y obleas hechas con galletas.
La tradición de colocarle luces al árbol procede de Suecia y tiene como finalidad alumbrar la noche más fría del año.
El árbol es la unión del cielo y la tierra ya que sus ramas se estiran hacia arriba mientras que sus raices permanecen hundidas en el suelo. Es tambien símbolo de fecundidad, sabiduria y longevidad.
El árbol de San Bonifacio tiene forma triangular que representa a la santísima trinidad.
Según el color, sus adornos tambien tienen su significado. Azul significa reconciliación, plata significa agradecimiento, dorado es muestra de alabanza y el rojo de petición. Si colocas lazos, estas haciendo referencia a la unidad familiar, la estrella, obvio, es la guía las bolas (en un principio manzanas) representan los dones de Dios a los hombres y para los cristianos las luces pues son la luz de Cristo.
En cuanto a las tradicionales coronas navideñas son de origen aleman y representan la eternidad por su forma y esperanza por su color, a veces, incluyen 4 velas representativas de las cuatro semanas precedentes a la Navidad.
Este post se sale un poco de lo que viene a ser el mundo del coleccionismo al que me suelo dirigir, pero en estas fechas me voy a permitir el capricho, además los adornos navideños no son tanto motivo de colección pero si las postales navideñas, esas sí que se coleccionan y algunas llegan a estar muy cotizadas, creeme.
Bueno y ahora si todavia no lo has hecho puedes adornar el árbol siguiendo colores, adornos, formas... y sobre todo, tu gusto.